
Juan Delancer: «No se han abandonado prácticas autoritarias que ya debieron quedar superadas»
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Dijo una vez el economista y otrora dirigente comunista José Israel Cuello, que todos los partidos dominicanos, desde el extremo izquierdo hasta el derecho son trujillistas, porque lo que define a un partido no es su ideología, es su método de trabajo.
Podría añadirse que no solo los partidos, sino toda la sociedad dominicana tiene vicios trujillistas, le sale el estilo que por mas de 30 años impuso el dictador.
«Trujillo después de Trujillo», el más reciente documental escrito y dirigido por el destacado cineasta dominicano Juan Delancer, aborda precisamente la permanencia en la sociedad actual de signos del trujillismo que obstaculizan el avance de la democracia y la institucionalidad de República Dominicana.
El documental, que hace uso de recursos clásicos del documentalismo como la entrevista y animaciones, destaca el análisis crítico de intelectuales que explican las razones que han permitido que no haya ocurrido una real ruptura entre la llamada Era y el modelo de democracia que se impuso luego de la decapitación de esa estructura de dominio y terror.
El corto de Juan Delancer tiene la pretensión de constituirse en una pieza que ayude a educar, especialmente a las nuevas generaciones de ciudadanos, que lejos ya de los protagonistas y los traumas de sus víctimas, no tienen claro la dimensión del oprobio que significó aquel periodo de nuestra historia.
El documental cuenta con patrocinio del Banco BHD, la Junta Central Electoral (JCE), el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt), el Grupo Cap Cana y Air Century, bajo la producción de END Films.
El director de Trujillo después de Trujillo conversó con País Político acerca del documental y tópicos relacionados al cine dominicano.

¿Para qué el documental «Trujillo después de Trujillo»?
Para provocar un debate que no sea una mera recreación del tema, sino uno que sirva a la identificación de formas modernas de autoritarismo que deben ser desarraigados de la sociedad dominicana. No se trata de rememorar lo que fue la denominada Era, sino más bien traer a la mesa del presente consecuencias que tuvo que perviven en la realidad y que representan una traba.
¿De dónde surge la idea del documental?
Tras el decreto del presidente Abinader en el que declaraba el 30 de mayo celebración nacional para conmemorar el ajusticiamiento de Trujillo, el director de El Nuevo Diario, Persio Maldonado, conversó conmigo sobre el tema y ambos convinimos en que era interesante para realizar un documental. Particularmente, Maldonado enfatizó que un aspecto relevante, imperdible, era resaltar que la declaración contenida en el decreto ratificaba otra ya formulada por el Consejo de Estado en 1962, a más de que la celebración del 30 de Mayo había resultado en una verdadera odisea para que su celebración fuera en verdad efectiva, amplia, y que expresara la conciencia de su significado. A más de acoger esa sugerencia, estimé que la persistencia del autoritarismo debía ser el núcleo del documental y así lo estructuré. En ese marco, exponer sus características, vertientes, consecuencias y posibles maneras de afrontarlo sería el discurrir de esa estructura con algunos elementos puntuales que sirvieran de contrapunto, como la encuesta de jóvenes sobre Trujillo.
¿Cómo llegará el documental a la población, especialmente la más joven?
El lunes 6 de junio con la exhibición del documental en la UNPHU se inició una gira por todo el país en el que estas proyecciones se desarrollarán en las principales universidades privadas para luego repetirse en los recintos de la Universidad Autónoma, que iniciará su docencia presencial en agosto. Habrá casos, como en el de la Pedro Henríquez Ureña, en que la asistencia está integrada como parte de las clases. Igual otras entidades como colegios privados harán lo propio. Es una respuesta, la de las academias y otras entidades educativas, que felicito y reconozco.
¿Puedes hablarme sobre la técnica y la narrativa que has usado en «Trujillo después de Trujillo»?
En cuanto a la técnica, he utilizado una combinación de elementos en el marco de una estructura clásica de documental en que su fuerte son los testimonios, pero intercalados entre ellos referencias de víctimas de la tiranía, opiniones a favor del dictador, textos. Aquí cabe poner de relieve dos de esos elementos que resultan en una dinámica que me parece interesante. Uno es una animación que recrea el momento del ajusticiamiento, realizado por el talentoso diseñador y animador Yonatan Matos Encarnación, egresado de Chavón. Otro es que recurrí a fragmentos del discurso con el que el presidente Abinader celebró el Día de la Libertad y lo incorporé como un co narrador a lo largo del documental como una manera de recordar a grandes rasgos lo que fue la dictadura de Trujillo. Me pareció, por demás, un texto bien elaborado y conceptualmente impecable.
De un tiempo a esta parte muchos jóvenes emulan a Trujillo, como solución ideal a males actuales. ¿Qué consideras ha alimentado esta tendencia?
La tendencia de segmentos juveniles marcada por su inclinación hacia maneras autoritarias no es nada nuevo y aparece en la historia de tanto en momentos en que las sociedades no satisfacen de modo convincente las aspiraciones de esos núcleos, o bien en situaciones de crisis en las que se entiende que solo una mano dura desde el Estado puede favorecerlos o protegerlos. Ocurrió en vísperas de surgir el nacionalsocialismo hitleriano. Merece la pena analizar ese comportamiento y verlo más allá de la simple simpatía que expresan esos jóvenes.
¿Es el trujillismo una amenaza real para nuestra democracia?
No creo que el trujillismo sea una amenaza, que constituya una amenaza real, pero sí lo es el que todavía no se han abandonado prácticas autoritarias que ya debieron quedar superadas.
¿Qué nos ha faltado para erradicar el trujillismo del pensamiento dominicano?
Para erradicar lo que pueda quedar de sentimiento trujillista solo hace falta educación y junto con ella cubrir los enormes agujeros que presenta desde hace mucho la deuda social con la población dominicana.
¿Aún existe el neotrujillismo?
Balaguer, a su retorno al poder en 1966, ejerció el neotrujillismo. Maquilló de supuesta democracia un gobierno que ni siquiera en las formas representaba una democracia representativa. Demasiados ejemplos lo atestiguan. Ahora queda una democracia que, si bien ha superado a la de Balaguer, aun presenta rasgos neotrujillistas.
El cine político ¿buena herramienta para educar ciudadanía?
No es una revelación el afirmar que el cine, el político y cualquier otro, tiene el poder inmenso de influir en actitudes, ideas. No es que siempre alcance ese objetivo, pero si un documental o una película logra que siquiera uno de los espectadores abandone la sala de cine con una reflexión, una inquietud, un sentimiento le haga bullir algo en un interior, ese documental o esa película habrá provocado una revolución. Por lo demás, y sobre todo hoy día, la imagen bien concebida, compuesta para provocar, debatir, retar, es un poderoso instrumento para masificar enseñanza.
¿Para producir cine en RD es suficiente con lo que garantiza la Ley de cine?
La Ley de Cine ya cumplió 10 años y, en su momento, resultó en una iniciativa que definitivamente ha impulsado el cine nacional. Es hora de su revisión, sin que ello signifique no reconocer que ha sido un instrumento formidable para promover ese renglón de la cultura. Hay ideas interesantes que bien pueden incorporarse para hacerle más eficaz y más participativa. Toda iniciativa es siempre susceptible de mejora. Esta ley no tiene por qué ser una excepción.

El gobierno de Abinader ha dado cierto apoyo a proyectos encaminados a rescatar la memoria histórica relativa al período de Trujillo. ¿Cómo ponderas esas medidas?
Me parece interesante y oportuno que el gobierno haya brindado apoyo a iniciativas encaminadas a rescatar y recrear determinados acontecimientos de carácter patriótico, histórico. Es un deber consolidar la memoria histórica en tiempos en aquí y en el exterior se promueven medidas para borrarla o mantener su limitación y manipulación. Un pueblo sin memoria histórica es un pueblo sin referencia, una velero a la deriva.
Según tu opinión, ¿por qué anteriores presidentes como Guzmán, Jorge Blanco, Hipólito, y peor aún, Leonel y Danilo no tomaron ninguna iniciativa para erradicar el fantasma del trujillismo en el país?
El que hayan transcurrido 60 años y todavía planee o se cree que planea un fantasma de nombre Trujillo nos brinda una idea de que esta sociedad aún no ha alcanzado un estadio de desarrollo capaz de enterrar por siempre el mito y la nostalgia trujillistas. Es una sociedad donde todavía están muy imbricados nexos, vinculaciones primarias, extrañas colindancias y un amasijo de intereses cuyas repercusiones no siempre se pueden observar a simple vista. Cada Presidente maneja desde el poder muy intrincados flujos de intereses entreverados en medio de un mapa complicado de interacciones que solo podrían explicarse con cada caso concreto. Es el resultado de una sociedad cuyo pobre desarrollo la hace una de las más difíciles de gobernar.
Dice Andrés L Mateo que los liberales, una vez en el Poder, para preservarlo se transmutan a conservadores. ¿Estás de acuerdo?
Yo escogí ese tramo de mi entrevista con el profesor Mateo, mi mentor de muchos años, porque entiendo, junto con él, que todavía hay que completar en el país una obra de tono liberal.
El Presidente prácticamente ha desbloqueado los archivos del Palacio, ¿tienes planes para seguir haciendo documentales históricos-políticos?
Es de mi mayor interés desentrañar otros temas de ese carácter porque creo que todavía hay sucesos de la historia dominicana reciente que, o bien no se han dilucidado con suficiencia, o bien han sido mixtificados o burdamente ocultados por los poderes de turno.
Dirigiste el largometraje «Trópico de Sangre», ¿se puede entender que «Trujillo después de Trujillo» es parte de una especie de saga que busca reconstruir nuestra memoria histórica?
Escribí la primera edición de «Desembarco de la Gloria», sobre las expediciones de junio de 1959, hace ya 40 años. Siempre me ha parecido fascinante hurgar en una época en la que tanto puede reflejarse el poder actual, desde los arrestos megalómanos, truculentos y corruptos de Rafael Trujillo. Sí creo que esa etapa debe auscultarse sin apasionamientos de un extremo u otro. Solo hay que verla como lo que fue, una sucesión de hechos enmarcados en una determinada circunstancia local e internacional. No creo que mi documental «Trujillo después de Trujillo» sea mi último esfuerzo para recrear episodios de ese período de la historia dominicana reciente.
Una iniciativa de El Nuevo Diario
Con motivo del 40 aniversario de El Nuevo Diario, su director, Persio Maldonado, a quien Deláncer conoce desde hace años, convocó al periodista y escritor a su despacho para que le echara una mano con un documental que deseaba se realizara para conmemorar ese hito. Delancer puso manos a la obra y luego de hecho, se convino en crear un departamento audiovisual en el periódico para que Delancer lo dirigiera, como lo hace actualmente. Persio Maldonado y su hijo Persito Maldonado Bonnelly, gerente general, concibieron junto a Delancer que el departamento se dedicara a producir documentales que rescataran personajes y sucesos que merecían ser promovidos masivamente.
A tal efecto, Delancer escribió y dirigió «Pemberton, La Carrera de su vida», un documental sobre la trayectoria del narrador hípico Simón Alfonso Pemberton. Actualmente, Delancer desarrolla un documental sobre la vida del recién fenecido comentarista Tomás Troncoso.
Ficha técnica
Duración: 53 m 17 s. | Título: «Trujillo después de Trujillo» | Dirección y guión: Juan Delancer | Productores: Persio Maldonado Sánchez y Persio S. Maldonado Bonnelly | Edición y animación: Yonatan Matos | Documentación: Pamela Rojas | Música: José Alejandro Matos | Ilustración: Edgar Santana | Supervisión sonido: Alain Muñiz | Coloración: Pulpo Post | Género: Documental