El transfuguismo regresa a escena
Comparte Este Artículo
Si bien en nuestro país la campaña electoral inicia al día siguiente de instalado un nuevo gobierno, lo cierto es que a partir del segundo año de mandato comienza una carrera cada día más veloz y a la que se incorporan más jinetes.
El hecho de que el presidente Luis Abinader es el seguro candidato por el PRM, y que es indiscutible que el exmandatario Leonel Fernández lo será por la Fuerza del Pueblo, deja solo al Partido de la Liberación Dominicana con el avispero revoloteado.
Sin embargo, aunque la lucha por candidaturas presidenciales en el PRM y FP no es tema de preocupación, estos dos partidos tienen una agenda muy activa, pues mientras en el PLD se intensifica la lucha por la nominación, la herida que dejó la división de 2019 continúa sangrando, y cada día se hace con nuevos desprendimientos, en su mayoría cambiando la casa morada por la verde de la Fuerza del Pueblo.
En las últimas semanas, el asunto se ha ido tornando cada vez más oscuro para el PLD, pues a esa sangría se le suman esfuerzos desde el partido en el Gobierno, que parece va detrás no solo de dirigentes morados, sino de síndicos, regidores y congresistas de esa parcela.
Y aunque el término se ha ido poniendo algo obsoleto, todo indica que en los próximos meses el laborantismo político pondrá de moda, otra vez, el transfuguismo, práctica que para algunos sabiondos ha resultado de mucha renta en tiempos preelectorales del pasado reciente.
Y precisamente hacia el Gobierno —que es el árbol que más frutas dulces y jugosas tiene—, es donde obviamente el transfuguismo siempre pone proa.
No hay que frotar ninguna bola de cristal para adivinar que en las siguientes semanas, y meses, habrá muchos «líderes» de partidos minoritarios manifestando apoyo «incondicional» a la candidatura oficial, un apoyo que no siempre es auténtico, ni barato.
A estas alturas, y más con el destutanaje constitucional sufrido por la Ley 33-18 de Partidos, el transfuguismo no es ni pecado ni delito, razón por la cual, y amparado en el derecho que todo ciudadano tiene a cambiar de parecer, miembros y dirigentes políticos se cambian de bando, surgiendo entonces una especie de «oporunidad» con la que muchos se lucran.
Por lo pronto, el resurgimiento del fenómeno no solo preocupa al golpeado PLD, sino a la FP, que ya ha empezado a ver planes deshechos, pues algunos potenciales aliados ahora piden un poco más de tiempo, «para pensarlo mejor». Y en la FP se sabe muy bien que significa eso.