
El PRM traga en seco y entra en la campaña
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El 18 de junio de 2015, el Presidente Danilo Medina anunció en un discurso desde el Palacio Nacional que buscaría la reelección como candidato del Partido de la Liberación Dominicana. Esa noche, faltaban justamente once meses para las elecciones generales. Aunque el actual presidente Luis Abinader aún no se refiere oficialmente a sus claras intenciones, para el espectro político nacional la campaña en el Partido Revolucionario Moderno arrancó el pasado domingo 18 de junio, en el acto de juramentación de otros dos que se reeligieron: José Ignacio Paliza y Carolina Mejía.
En su candente discurso, más que teorizar sobre el proceso eleccionario en que se escogieron al presidente, vicepresidentes, secretaria general y vicesecretarios del PRM, Abinader la emprendió contra los gobiernos del PLD, abrazando como grito de guerra su no menos incendiario «no mire pa’ atrá’», una referencia directa a los dos principales líderes de la oposición que ya pasaron por Palacio Nacional, Leonel y Danilo.
No estaba previsto que con tanta anticipación los líderes en el PRM tuvieran que concentrar sus energías en atender el tema electoral, cuando el Gabinete en pleno y sus subalternos distribuidos en la administración pública nacional, está haciendo ingentes esfuerzos por echar adelante al país que todavía no logra superar una fuerte crisis económica aún latente a causa de la pandemia sanitaria, entre otros factores vinculantes.

Todo el cronograma de la precampaña y la campaña indefectiblemente está sujeta a la confirmación oficial de la decisión que tome el Presidente Abinader, pero tras su pistoletazo de salida el pasado domingo, la escalada que se produjo en las filas perremeístas es prender la maquinaria de cada uno de los proyectos particulares de quienes tienen intenciones de aspirar por primera vez, quienes desean ascender de una posición a otra –de regidor a diputado, por ejemplo; de diputado a senador, también; de diputado a una alcaldía, y así– o quienes solo tienen en sus planes reelegirse.
Del Palacio de los Deportes, donde concurrió el liderazgo nacional en pleno del PRM, salió un cuerpo uniforme dotado de una idea clarísima: se inició la campaña. Cada quien, en la medida de las posibilidades económicas para cada cual, despachó con su firma encuestadora de cabecera para recabar información precisa sobre el posicionamiento particular o universal, según el caso.
Un hervidero adelantado se percibe en los cuadros dirigenciales del perremeísmo. Las facciones –las tendencias son más agudas en un partido ahora en el Gobierno– empezaron a mover sus fichas en un tablero que apenas se configura, en primera instancia a partir de la bendición presidencial y, en segundo plano, sobre la fortaleza y el liderazgo personal de cada cacicazgo.
Aún cuando el Presidente Luis Abinader mantenga la coherencia discursiva de confirmar su candidatura para buscar cuatro años más en Palacio, es evidente que el laborantismo en el terreno estará dirigido exclusivamente por él y si estrecho círculo de confianza en el partido. Hacerse de la vista gorda y dejar el escenario a una Fuerza del Pueblo en franco crecimiento y un PLD que empieza a sacar músculos, no sería una decisión inteligente por parte de la cúpula del partido de gobierno. Por eso el PRM dio un paso al frente, tragó en seco y decidió entrar en la campaña.