Rosario Flores: fuerza y energía en complicidad con sus fanáticos de Santo Domingo
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Una atmósfera generada por los acordes de música pop flamenca y su energía vibrante, que inundó toda sala, hizo a un público cautivo aplaudir toda la noche y acompañarla con las letras de sus canciones. Con esa potencia, Rosario Flores desarrolló una entusiasta presentación que, al juzgar por sus palabras, mientras tenga vida se repetirá con sus fanáticos de la República Dominicana.
Los elementos identitarios de una Rosario Flores en escena, fue lo que movió el ánimo del público, aire que se sentía en las interpretaciones desprendidas del arte fusionado que trajo en cada canción al cante, la guitarra acústica y al baile flamenco estilizados.
En su actuación, en este concierto del empresario César Suárez Jr., presentó como portafolio diez y seis interpretaciones, que inició en un tono más suave con el tema Te lo digo todo, interpretación que le sirvió para entablar una conversación con una audiencia con la que lleva una relación antigua, así llevó su interacción como quien tiene la certeza de que conversa con unos amigos de toda la vida.
Envuelta en unas piezas de negro, en traje sastre y con unos accesorios muy típicos de la indumentaria que identifica al arte del Cante, Rosario interpretó las primeras canciones, entre ellas, Mariposas blancas, para venir luego, Yo me niego y Gloria a ti.
Entre una vocalización y otra, su show, se complementaba con la aparición de otros elementos del flamenco: unos pies de hombres golpeaban el suelo en armonía rítmica, que combinaban con sus manos y la caja percusiva, lo que daba como resultado, una escenificación que traía el dramatismo a través de un típico flamenco fusionado.
En ese ambiente, cantó Al son del tambor, y evocó a la nostalgia con las conocidas De ley mi gato y Cómo quieres, mientras que en ese relato contó nuevamente cómo logró sobrevivir a la despedida del ser que más influyó en su arte y que fue el autor de sus primeras canciones, además de ser la persona que más amaba, el reconocido cantautor, su hermano Antonio Flores. Compartió que en ese momento del desgarre, surge la canción en honor a él, titulada Qué bonito, pieza que arrebató los aplausos emotivos de un auditorio conmovido.
Esa mezcla del blues, el baile, la guitarra y el Cante dio pie a que compartiera el título Nuevo para los dos. Y así, se hizo el paso para cambiar a otro ánimo en el público, y al son de un ritmo más intenso, que invitaba a una fiesta, movió a todos con su popular Estoy aquí, en la que fue acompañada, además de sus dos coristas, por los asistentes que rememoraban esos años cuando esta canción sonaba en las estaciones de radio como parte del ranking de las favoritas.
Con energía, fuerza y cambio de vestuario que mostraban a una intérprete motivando el calor del público, trajo a pasear la canción Algo contigo, que junto a Te quiero, te quiero –originalmente interpretada por su compatriota Nino Bravo–, inundaron de romanticismo al escenario.
En ese ritmo mezclado por la guitarra acústica, la caja percusiva, fusionados con la batería, la guitarra eléctrica, los elementos del blues y el rock, introdujo al segmento final que contenía a las composiciones Oye primo, Tangos y Mía Mamá, y No dudaría, escrita por Antonio Flores, en la que se detuvo para llevar un mensaje de paz en este momento en que el mundo tiene guerras en las que la muerte se lleva a muchos seres humanos. Esto puso de manifiesto, nuevamente, su visión social como artista.
El final fue como es ella, todo fuerza y potencia, con un público entusiasta que se puso de pie, que le hizo regresar dos veces a escena, concluir cantando y tocando con las manos, la canción Marcha, lo que hizo prometer a la artista pop-flamenca, su encuentro próximamente con Santo Domingo.