
Orlando Jorge Mera, el abogado que murió a los pies de la política
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La soleada mañana de ayer lunes, Orlando Jorge Mera llegó por última vez a su oficina en el Ministerio de Medioambiente ajeno a que entraba al altar de su muerte. Su agenda de inicio de semana incluía una reunión con Carolina Mejía, alcaldesa del Distrito Nacional, que se encontraba en el edificio cuando se produjo el ataque a tiros contra el hijo del expresidente de la República, Salvador Jorge Blanco.
La reunión entre la alcaldesa y Jorge Mera no se materializó. Pero sí se materializó el encuentro fue la de Miguel Cruz, amigo de toda la vida que entró a la oficina del ministro y le propinó siete disparos. Cruz fue detenido por agentes de la Policía Nacional en el mismo lugar de los hechos y desde allí fue custodiado por personal de la institución y del Ministerio Público.
La trágica noticia de la muerte del reconocido abogado generó consternación en la población. Pocas horas después, el vocero de la Presidencia, Homero Figueroa, expresaba las condolencias oficiales del Presidente Luis Abinader: «En nombre del Gobierno y del presidente expresamos nuestras más profundas condolencias a la familia Mera Villegas por el fallecimiento de Orlando».
Amigos de la juventud y desde sus años de infancia, Orlando Jorge quizás nunca temió por su vida mientras se encontraba en su oficina con una persona armada que sorpresivamente, sin que todavía se conozcan los motivos de su acción, de dispararle uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete veces. Hasta que lo mató. Para Orlando, la mañana del lunes fue una jornada corta; para Miguel Cruz la de ayer probablemente fue su noche más oscura.
Orlando Jorge tenía 16 años cuando su padre Salvador se juramentó como Presidente de la República. Se ubicaba en «la generación de dominicanos que no había nacido cuando la Revolución de abril de 1965». Nació en el primer año de los Doce de Joaquín Balaguer. Un testigo político de excepción, como lo es y será para todo hijo de un matrimonio presidencial.
Muy joven, veía en su casa con frecuencia a líderes nacionales como Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, Antonio Guzmán o Virgilio Mainardi Reyna. Pero influencias directas para que se interese por la política las tuvo de su padre. «Mi casa siempre era un hervidero humano, lo cual me permitía tener contacto con muchos hombres y mujeres», escribió en las notas biográficas de su blog.

Una carrera exitosa
Trazó la línea de su carrera admirando la de su padre que «impactó en mi decisiónde participar en estas lides. Con 24 años se inscribe en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y poco a poco va haciendo camino al andar, se involucra en los procesos internos y luego alcanza la secretaría general de la Juventud Revolucionaria.
La político no le impidió graduarse Summa Cum Laude en derecho en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y en el 1998 decide aceptar el puesto de coordinador de las comisiones permanentes del Senado. En la administración pública logra notoriedad en la gestión del Presidente Hipólito Mejía (2000-2004) cuando es designado presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel).
Militante por siempre en el PRD hasta que en el 2014 se va junto a la gran mayoría perredeísta a conformar el Revolucionario Moderno (PRM) para el cual se situó en el centro de los reflectores para desempeñar un rol de principalía para que Luis Abinader ganara la presidencia en las elecciones del 2020. Pero antes, en el 2005 se postula para la Secretaría General de su antiguo partido, logrando la victoria con más del 60 por ciento de las votaciones.
Colaboró de cerca para que su hijo Orlando Jorge Villegas ganara como diputado en el 2020 por la circunscripción uno del Distrito Nacional. Su hijo es la tercera generación de los Jorge Mera que se involucra en el devenir político. Quien hasta ayer se desempeñaba como ministro de Medioambiente creía que no todos los políticos eran iguales y que en la vida era importante «cuidar las formas y los procedimientos de la democracia» porque eso es «fundamental para llegar a resultados útiles».
No cabe duda que dentro y fuera de la política fue un profesional con luces y de éxito. Otros logros notables de su hoja de vida incluye haber alcanzando la presidencia de la Red Latinoamericana de Telecomunicaciones (2003-04), vocal de la Asociación Dominicana de la Propiedad Intelectual, productor del programa de televisión «Líderes» –que todavía realizaba al día de su muerte–, profesor administrativo en la PUCMM.
Se cultivó como intelectual. A lo largo de su carrera publicó los libros Propiedad intelectual en la RD (1999), Regulación, telecomunicaciones y propiedad intelectual (2003), Cuatro años al frente del Indotel (2004). Miembro de la Cámara Americana de Comercio, Anje, Asociación Internacional de Marcas de Fábrica y en el 2001 fue declarado Joven Sobresaliente por Jaycees.
Casi nunca fue parte de conflictos. Ni público ni privado. Una persona comedida, de trato afable que, además, creía en la necesidad del debate político, siempre con altura y decencia: «Creo en la posibilidad de que exista para conseguir un resultado positivo para la mayoría, siempre que desterremos algunas malas práticas. En concreto, no utilizar la mentira, la descalificación y el insulto como instrumentos habituales y sistemáticos de quienes buscan descalificar al adversario, convertido en enemigo, más que encontrar soluciones a los problemas y convencer a la gente de sus propuestas». Era su credo.
La suya fue una muerte trágica, con 56 años. Murió en el ejercicio de sus funciones, en la oficina del Ministerio de Medioambiente. Quien le suceda, ocupara su espacio, que ya no será el mismo. Ayer, allí Miguel Cruz se empecinó en cimentar el altar de la muerte de Orlando Jorge Mera.