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Como reza el sabroso merengue de la Orquesta del mocano Luis Ovalles: «¿En qué parará la cosa, caballero?». Se ha difundido un video en el que Hugo Beras, director ejecutivo del Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), aborda en un tono apagado la cuestión de la legalidad en una licitación de 1,300 millones de pesos destinados a la instalación de un centro de control del tráfico y la adquisición e instalación de semáforos inteligentes.
Beras revela que solicitó a la Dirección de Compras y Contrataciones Públicas un acompañamiento en el proceso, pero nunca recibió una respuesta afirmativa de este órgano rector. Según él, este organismo ha sido sorprendido en su buena fe. Además, destaca que pidió una comisión de veeduría que nunca fue enviada, con el objetivo de aumentar la transparencia en el proceso de licitación.
Este episodio marca el primer gran escándalo que enfrenta Hugo Beras como figura pública en un gobierno que ha prometido luchar en favor de la transparencia y contra la corrupción administrativa desde su llegada al poder el 20 de agosto de 2020.
Carlos Pimentel Florenzan menciona la existencia de un «escuadrón de extorsión» que opera en los medios de comunicación, pero no identifica a los actores ni a los autores intelectuales de esta alegada actividad. El enfrentamiento entre Beras y Pimentel sobre la licitación y las acusaciones de extorsión añaden un nuevo capítulo a la creciente controversia en torno a este proceso.
