Democracia y las primarias en Argentina
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Buenos Aires, Argentina. Escribo estas líneas luego de un largo día de recorridos por todo Buenos Aires, observando el transcurrir de las elecciones primarias que, en Argentina, constituyen una obligación para que los Partidos políticos puedan definir quiénes serán los candidatos a los cargos de elección.
Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) se establecieron por Ley en el 2009 y se han constituido en un termómetro que define la preferencia del voto popular, porque pueden y deben participar todos los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Al momento de someter este escrito, con el 97% de las mesas escrutadas, la participación electoral ronda el 69% del padrón.
Desde que recibí la invitación para ser parte del Programa de Visitantes Internacionales, supe que estaba a punto de embarcarme en una experiencia única, por el proceso socioeconómico y político que vive Argentina desde hace muchos años, país que tiene una rica historia política y vibrante cultura, fascinante por demás. Y ahora, tendría la oportunidad de ser testigo de un momento crucial en su historia política, muy diferente a aquel diciembre del 2007 cuando me tocó encabezar la delegación que acudió a la toma de posesión de Cristina Fernández de Kirchner como Presidenta de la República Argentina.
La Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL), como parte de su trabajo por la defensa de la democracia, fue la organización artífice de este reencuentro con Argentina. Encontré a Buenos Aires sumergida en un ambiente cargado de expectación. Las calles estaban adornadas con carteles y banderas de diferentes partidos políticos. Los cafés y restaurantes estaban llenos de gente discutiendo apasionadamente sobre las próximas elecciones. Se podía sentir la tensión en el aire, una mezcla de esperanza, ansiedad y determinación.
Durante los primeros días, la delegación de la COPPPAL, diligentemente coordinada por Dolores Gandulfo, asistió a varios eventos y charlas organizadas como parte del programa. Estos encuentros sirvieron para comprender mejor el contexto político y social del país, los posibles escenarios postelectorales, las implicaciones operativas, sociales y económicas de las elecciones y las expectativas de la gente.
Llegado el domingo 13 de agosto, agotamos una intensa jornada de recorridos por distintos centros electorales, siendo testigos del orden y el respeto a los valores democráticos. Como en otras ocasiones, fuimos metódicos en nuestras preguntas e inquietudes, respetando la neutralidad que nos corresponde, buscando identificar cualquier acción que pudiese vulnerar la voluntad popular. Se observaron algunas demoras en centros de votación, en particular en la ciudad de Buenos Aires, pero hay que destacar la vocación de la ciudadanía y el compromiso demostrado con el ejercicio de su derecho al voto.
La noche de las elecciones fue, sin duda, el punto culminante de esta visita. A medida que los resultados comenzaron a llegar, quedó claro que estas no serían unas elecciones ordinarias. Javier Milei, contra todo pronóstico, emergió como el claro ganador en la mayoría de los distritos. Su victoria no solo fue una sorpresa para muchos, sino que también marcó un cambio en el panorama político del país. En su discurso, Milei se autodenominó como la verdadera oposición y la fuerza del cambio, una declaración audaz que resonó entre sus seguidores.
Por otro lado, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria enfrentaron resultados decepcionantes. A pesar de las expectativas y las encuestas, ambos frentes se encontraron en una posición vulnerable. Las encuestas habían sido demasiado optimistas para Juntos por el Cambio, organización que corresponde a una ampliación de Cambiemos, que ganó las elecciones del 2015. También lo fueron para el oficialismo representado por Unión por la Patria, este último tuvo una de sus peores elecciones en la historia. Los resultados dejan a muchos preguntándose sobre el futuro político de Argentina y qué dirección tomará el país en los próximos años.
Lo que realmente me impactó fue la estrecha diferencia entre los tres principales frentes. Las diferencias porcentuales han sido mínimas, lo que resulta ser un indicador de una nación dividida y un electorado indeciso. No había precedentes de una elección en la que una tercera fuerza política lograra un caudal de votos tan significativo y se posicionara en primer lugar.
Las conversaciones post-elección han estado dominadas por especulaciones y análisis. ¿Qué papel jugarán figuras políticas clave como Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri en este nuevo escenario? ¿Cómo reaccionarían los mercados ante estos resultados?
La economía argentina, ya frágil, enfrenta una nueva incertidumbre. Los mercados reaccionaron con volatilidad, y el precio del dólar fluctuaba constantemente, llegando a devaluar la moneda argentina en un 20%. Las conversaciones en los círculos financieros están dominadas por preocupaciones sobre el futuro económico del país.
A medida que mi tiempo en Argentina llega a su fin, reflexiono sobre todo lo presenciado. Las elecciones no solo han sido un testimonio del espíritu democrático del país, sino también de la pasión y determinación de su gente. A pesar de las adversidades y desafíos, los argentinos muestran una vez más su compromiso con la democracia y su deseo de construir un futuro mejor. Esta visión única de la política argentina deja importantes aprendizajes para América Latina, sobre la importancia de las vías democráticas, aún en los peores momentos económicos. Las urnas son el verdadero campo de batalla.
Dejo a Argentina con un alto nivel de preocupación, pero con la certeza de que sabrán salir adelante con la capacidad de resiliencia que les caracteriza y que podrán tomar las mejores decisiones para que sigan siendo un diamante en el sur, un país maravilloso y una hermosa representación de Latinoamérica.