
Raquel Peña: la número dos con vocación de servicio
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La vida de Raquel Peña dio un giro inesperado el 10 de marzo del 2020 cuando dio el sí a Luis Abinader, entonces candidato a la presidencia por el Partido Revolucionario Moderno, para ser su compañera de boleta en las elecciones. Proveniente del campo académico y educativo de Santiago, la selección vicepresidencial del PRM era una mujer totalmente desconocida en el país, nombre que a duras penas aparecía en internet, inexistente en casi todas las redes sociales.
Indirectamente, Peña se introduce en la política, primero, porque el proceso imponía un contrapeso femenino –de hecho Gonzalo Castillo, del Partido de la Liberación Dominicana llevó a Margarita Cedeño y Leonel Fernández, de la naciente Fuerza del Pueblo, escogió a Sergia Elena de Séliman– y segundo, por la fuerte incidencia del sector empresarial y social del Cibao, de Santiago sobre todo.
Mujer, académica, con un vínculo sólido en el sector empresarial de la Ciudad Corazón, capaz y, no menos importante, no ha demostrado ambición de hacerle sombra al Presidente. Con casi dos años en Palacio, la número dos de Abinader es la primera opción del mandatario en momentos de dificultades, de crisis interna que ameritan la designación de una persona de confianza hasta tanto las aguas vuelvan a su nivel.
La actual administración recibiría un país en medio de una crisis de sanida a causa de la pandemia, y esto requería la conformación de un gabinete «para dar seguimiento al más alto nivel». Sobre Raquel Peña cayó el peso y la responsabilidad como coordinadora del Gabinete de Salud. En ella se apoyó el Presidente de la República cuando en julio del 2020 anunció su designación.
Una gerente capacitada
Raquel Peña llegó a Palacio sin experiencia en la administración pública, al más alto nivel, pero no significó eso que desconociera la gestión gerencial. Rodearse de un equipo capaz significa mucho para quienes aspiran sentar las bases de un desempeño efectivo. A la vicepresidenta no le ha ido nada mal en el cargo. Y ni qué decir de su relación con el Presidente de la República, que tras la destitución de Plutarco Arias como ministro de Salud el 26 de febrero de 2021, cifró en ella responsabilidades que le dieron un respiro en ese primer capítulo de crisis en el Gabinete.

Arias, también de la camada de «persona de poder» en la administración de Abinader proveniente de Santiago, se desempeñó como coordinador de Salud en la campaña. Su destitución sembró la incertidumbre y un mal sabor en los entornos del Palacio Nacional, situación que se acentuó con las denuncias hechas por el exministro en una carta pública en la que aseguró que «diversos sectores interesados en repartirse el presupuesto del ministerio de Salud han desatado una andanada de mentiras, críticas, extorsiones y chantajes, con la finalidad de distorsionar mi labor esforzada, recta y transparente en la conducción de la institución».
El tiempo fue dejando bien claro que Abinader tiene plena confianza en su número dos. Y esto se comprueba con las asignaciones que Raquel Peña sigue acatando por órdenes y deseos del Presidente. En julio del pasado año otras responsabilidades recayeron sobre la Vice, con la creación del Gabinete de Inversión e Innovación –estructurado con la intención de ejecutar la política de innovación en el país hasta el 2030– el cual le fue encomendado como presidenta y coordinadora.
Tercera mujer en la vice
En este punto, Raquel Peña maniobraba con sus obligaciones constitucionales como vicepresidenta, pero además como coordinadora de los gabinetes de Salud y de Innovación. Estas dos últimas como tareas que están en el marco de sus tareas directas pero que ha ido desempeñando sin contratiempos, por lo menos poco o nada ha trascendido que pusiera en tela de juicio su labor al frente de estas tres responsabilidades. Convertida en marzo del 2020 en la tercera mujer que ocupa el cargo –la precedieron Milagros Ortiz Bosch (2000-2004) y Margarita Cedeño (2012-2020)– quizás la funcionaria no esperaba otras tareas adicionales, hasta que el 6 de junio asesinaron en su despacho al ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Orlando Jorge Mera.
Diez días después de la inesperada muerte de Jorge Mera, Luis Abinader emitía el decreto 321-22 en el que designó de manera provisional a Raquel Peña como encargada de la institución, con efecto inmediato hasta que «en los próximos días» el mandatario nombre en el cargo al titular definitivo. Una muestra convincente de la fe que tiene el Presidente en esta mujer que en la práctica puede ser considerada como su mano derecha. Con su designación más reciente, el Poder Ejecutivo «asegura la continuidad de las funciones habituales del ministerio y su importante rol en las diferentes actividades del país».
El giro radical que experimentó Raquel Peña cuando fue escogida como candidata a la vicepresidencia en marzo del 2020 sigue incidiendo en su carrera política y profesional. El Palacio Nacional es una plataforma desde la cual moldea su futuro a mediano plazo, desempeñando una labor eficaz y alejada del ruido de los conflictos y el intrincado entramado partidario en el que la ubica su embestidura. Lo más importante es que cuando vuelva a ser la hora, sea ella quien tenga la última palabra.