
Pablo Ulloa: «El país está ávido de mediadores blindados contra los intereses particulares o partidarios»
Comparte Este Artículo
Pablo Ulloa es una persona de trato afable, cercano, cálido y de una capacidad de trabajo «que quisiera impregnarle» a todos sus compañeros en el Defensor del Pueblo. Desde su juramentación por el Senado el 15 de junio del 2021, estableció visitas regulares los jueves, viernes y sábado a lugares con personas o instituciones en conflicto con un objetivo claro: mediar y resolver diferencias. A casi un año de su juramentación, conversamos con este preparadísimo profesional que está decidido a dejar una huella indeleble en esta institución.
¿Qué tal ha sido tu experiencia como Defensor del Pueblo?
La experiencia, todo en la vida es positivo, independientemente de lo que puedas valorar en un momento dado, que surja un momento de crisis y ese tipo de particularidades. Dios nos enseña a crecer sobre la adversidad. El Defensor del Pueblo tiene varias características, algunas de ellas probablemente las había visualizado fruto de la formación para la posición, y otras que surgieron en el momento. Una que te puedo indicar como algo sumamente positivo es la capacidad de mediación que es algo que República Dominicana requiere mucho. Gente que puedan ser de cohesión social, que puedan articular, unir, y no generar crisis o tropiezos o incomodidad. El Defensor del Pueblo ha permitido que la sociedad tenga un actor, que por lo menos es un poco creíble y legitimado, que se basa en el principio de la neutralidad.
A propósito de intermediación, ¿necesita el país mediadores políticos como existían en el tiempo pasado reciente?
La República Dominicana está hábida de figuras, no tienen que ser necesariamente constitucional, pero sí darle el carácter constitucional le da un resguardo superior, le da un blindaje para que los intereses no permeen –intereses individuales o partidarios– la labor de mediación. Ese rol, esa visión misional, para llamarle de alguna manera, que nosotros hemos tratado de darle al Defensor del Pueblo, poco a poco ha logrado conseguir decisiones que implica a los partidos políticos. Por eso la línea de trabajo con las mujeres ha sido tan eficiente y tan bien aceptada. El hecho de que la misma Federación de Partidos Políticos nos invite a darle una conferencia magistral el 27 de febrero; de que nos esforcemos para buscarle actores internacionales que posibiliten la formación de sus dirigentes para cuando sean gobiernos o funcionarios o para que las actuales autoridades perfeccionen sus capacidades. Esas son cosas que se están haciendo para ir fortaleciendo la institucionalidad.
¿Cómo te sientes cuando el ciudadano «de a pie» sabe que puede contar con el Defensor del Pueblo para que defienda sus derechos?
Gracias a Dios, el Defensor del Pueblo sale a terreno jueves, viernes y sábado.
¿Esa es una práctica que se implementó en su gestión?
Sí, sí, sí. Todo ha sido parte de la transformación de convertir al Defensor en uno de los valores que es accesibilidad. El hecho de trasladarme a diferentes comunidades, por ejemplo, me pasé tres días en Santiago, visité cuatro municipios distintos, recabé reclamaciones del ciudadano, las procesamos en el departamento de investigaciones y luego, si es necesario, litigo, o sino medio o sino resoluto cualquier tipo de información. Ese aspecto de cercanía se siente y es una de nuestras satisfacciones.
Precisamente, se percibe en ti a una persona cercana, afable… ¿Cómo asumes esas valoraciones?
Hay varios aspectos, sumamente interesantes. Nosotros aplicamos el social listening, todo lo que pasa en las redes sociales tratamos de poderlo analizar, de manera que nos permita ver en qué lugar del país hay conflictividad. Aparte de eso, la ciudadanía al tener en el Defensor una estructura, donde el mismo teléfono de la central es el wasap, que cae a una plataforma que instalamos en la que convergen todas las redes sociales en una sola pantalla –a la cual tienen acceso varias personas– permite necesariamente que se puedan recibir una mayor cantidad de reclamaciones e interacciones. De noviembre a la fecha hemos tenido casi ocho mil interacciones, cuando el mejor año del Defensor del Pueblo fue en el 2019 que tuvieron 1,600 reclamaciones. Indiscutiblemente, el ciudadano está llegando de una manera viable porque la tecnología te permite no tener que trasladarte desde tu casa y a través de esas plataformas solo nos trasladamos cuando es necesario. Eso es, en definitiva, lo que el ciudadano normal, como tú dices, siempre va a valorar.
¿Estás conforme con lo que encontraste o crees que necesitas mucho más?
Todas las instituciones merecen evolucionar. La dialéctica, que es un concepto filosófico, te demuestra que nada es perfecto y todo puede ser perfectible. El Defensor del Pueblo es una institución, lo cual al componerlo personas vivas, que prácticamente todas son las mismas que encontré –por lo tanto prevalece un espíritu de continuidad y de institucionalidad que he tratado de preservar, porque es parte de los valores con los que me formaron como académico y ahora desempeñando una función pública– termina siendo una oportunidad para construir algo de nada. Me tocó la oportunidad en el Tribunal Constitucional, junto a un grupo de hombres y mujeres, poder construir una institución recién creada, ahora en el Defensor del Pueblo me es más fácil porque tengo una visión y una experiencia que me la ha dado el tiempo.
¿Qué es lo más difícil que has encontrado?
Poder impregnarle la misma pasión con la que trabajo a todos mis compañeros. Todos se sienten comprometidos, son leales y realmente tienen empuje, pero quizás les falta esa chispa adicional que nos caracteriza a nosotros.