
Luis Abinader necesitará en el 2024 un vice para lograr nuevo impulso
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Las candidaturas vicepresidenciales del 2020 se decidieron en femenino. La elección de Margarita Cedeño como compañera de Gonzalo Castillo por el Partido de la Liberación Dominicana tuvo una gran incidencia para que el candidato Luis Abinader escogiera a Raquel Peña, una santiaguera del ámbito académico y prácticamente desconocida en el campo político, y el expresidente Leonel Fernández sorprendió con Sergia Elena Mejía, ofrenda del Partido Reformista Social Cristiano, aliado de la Fuerza del Pueblo.
Cuando el 10 de marzo del 2020 Luis Abinader anunció a Peña como compañera de boleta –decisión que tradicionalmente se toma en el último tramo de la campaña– el Partido Revolucionario Moderno tenía la victoria en sus bolsillos, en primera o segunda vuelta, según los pronósticos de todas las encuestas acreditadas, su elección no iba a provocar ninguna variación en esas proyecciones que finalmente se consumaron.
Todo apunta que para el 2024 el proyecto de la reelección se enfrentará a un escenario muy diferente. No solo pesará el deseo personal del Presidente Abinader, también deberá contener la presión del liderazgo emergente interno, cada vez más hambriento de seguir avanzando con el 2028 en el horizonte para cuando el mandatario no pueda repostularse por impedimento constitucional.
Abinader no lo tendrá tan fácil para escoger su apuesta vicepresidencial. Raquel Peña, con el tiempo ya en Palacio, se convirtió en una número dos eficiente, pero más que eso, en una persona de confianza del mandatario. Donde quiera que surgió un conflicto en la administración pública, allí fue a parar por disposición presidencial esta mujer que, en su última asignación el 11 de octubre fue a parar a la presidencia del Gabinete Eléctrico cuando los apagones resurgieron en el país, se convirtió en una «apaga fuego» activa y efectiva.
A Raquel Peña también le entusiasma la idea de su reelección. Según una fuente consultada ayer por País Político, en círculos privados, la vicepresidente estaría dispuesta a seguir de la mano de Abinader en el 2024. Pero eso tampoco será tan fácil. La vice carece de un padrinazgo político que provoque el impulso que requerirá en esa dirección, y hasta la fecha no se ha preocupado por conformar estructuras que obren a su favor en el PRM. Su futuro volverá a depender de una sola persona: Luis Abinader.

Esas debilidades de Raquel son las fortalezas de la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía. La hija del expresidente Hipólito Mejía está entre los primeros dirigentes de alto perfil en el partido que públicamente se manifestó a favor de la reelección. Y no solo eso: no le agrada la idea de reelegirse en la alcaldía, sentimiento que segurísimo se agudizó en estos días luego de las tragedias causadas por los torrenciales aguaceros del viernes pasados, registrados en el Gran Santo Domingo y el Distrito Nacional, que provocaron pérdidas millonarias y la muerte de seis personas.
La candidatura vicepresidencial es una aspiración latente en la mente de la alcaldesa. Mujer de alto vuelo, secretaria general del partido, con el respaldo de su padre, un hombre que logró colocar a personas de su entorno íntimo en el tren gubernamental, que seguirá maniobrando para abrirle el camino a su principal capital político en la familia.
Cuatro años más en la administración de una alcaldía que puede tronchar el futuro de cualquier político, es una carta que Carolina Mejía no quisiera jugar en el 2024. Es probable que la secretaria general se vea en el espejo de David Collado, su antecesor, compañero de partido y virtual adversario en sus aspiraciones vicepresidenciales, que sorpresivamente ganó las elecciones en el 2016 y con todo a su favor para presentarse a la reelección, decidió apartarse del camino para asegurar una posición de importancia en la actual administración de Abinader. Es el ministro de Turismo desde el 16 de agosto del 2020.
Carolina Mejía se adelantó a David Collado en una carrera anticipada por ganar terreno en las estructuras del partido. Pero el ministro de Turismo, que desempeñó una labor electoral relevante para que la alcaldesa ganara frente a Domingo Contreras, candidato del Partido de la Liberación Dominicana, supuestamente inició su trabajo para alinear a su lado a figuras de arraigo que llegado el momento sustenten sus requerimientos en la mesa de la negociación.
Según escribió la periodista Yanesi Espinal en su columna en El Caribe de ayer lunes, Collado participó en una reunión con casi setenta alcaldes y diputados del PRM con quienes conversó «de todo un poco», menos de turismo. Las aspiraciones presidenciales de David son de conocimiento público, incluso en el proceso electoral del 2020 mantuvo en vilo hasta el último momento a la cúpula y el mismísimo Luis Abinader sobre si se presentaría o no a la reelección en la alcaldía del Distrito, y barajó la idea de inscribir su candidatura a la Presidencia de la República por otro partido. La sangre ni corrió ni llegó al río, y en el tramo final de la campaña David Collado apareció en un acto público en apoyo al actual Presidente de la República.

«David inició los trabajos y está contactando a dirigentes y congresistas del partido para fortalecer e impulsar su posicionamiento dentro y fuera de la organización teniendo como norte la candidatura vicepresidencial», comentó ayer una fuente consultada por País Político que habló con la condición del anonimato. «Vienen otras reuniones con líderes de la municipalidad».
Es evidente que Carolina Mejía y David Collado movilizarán y tratarán de fortalecer sus estructuras internas, se empeñarán en mejorar su posicionamiento hacia fuera del partido y medirán fuerzas en esta competencia por la candidatura vicepresidencial que apenas comienza. Es muy improbable que Raquel Peña decida entrar en ese juego que, como outsiders aunque ya ingresó al selecto organismo de la Dirección Ejecutiva, tendría las de perder si Luis Abinader deja correr por su propia cuenta a los sospechosos habituales.
¿Le conviene a Luis Abinader volver a escoger a Raquel Peña? Es muy pronto para responder. ¿Contará el Gobierno y el mandatario los mismos niveles de popularidad y aceptación electoral que le permitió ganar en el 2020 en primera vuelta con un 52%? Sería muy arriesgado en este momento concederle al Presidente esos números, más cuando se pronostica un 2023 que puede apuntalar la crisis económica mundial y una oposición cada vez más en sintonía, accionando con un objetivo común de desalojar al PRM del Palacio.
Con un escenario así, Luis Abinader estará obligado a escoger una nueva propuesta vicepresidencial, que le permita refrescar su boleta y que le dé un nuevo impulso al Partido Revolucionario Moderno en su intento de convalidar la reelección. Contrarrestar el desgaste natural que sin duda incidirá en un proyecto reelecionista con cuatro años en el poder, posibilitaría la asunción de una figura de la nueva generación política en el partido.