La nueva política
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En mi Ágora Político de hace unas semanas, se publicó el primero de esta serie de artículos donde trato los nuevos conflictos y la metamorfosis de la política actual. Relato el proceso evolutivo en la política desde sus inicios ligados a la religión, pasando al plano ideológico para llegar finalmente al momento actual, una política de resultados, si bien trae sus beneficios, no es menos cierto que trae consigo nuevos retos que tambalean el sistema actual, en esta entrega quiero tratar el fenómeno de la dimisión y los nuevos actores que se suman a está intríngulis.
Más de uno ha quedado sorprendido con la dimisión de Boris Johnson, primer ministro de Inglaterra, tanto del liderazgo de su partido como del cargo (esta última se hará efectiva en octubre hasta qué se encuentre un sustituto) quien hace unos años era considerado uno de los políticos más visionarios de su país y una figura admirada dentro del liderazgo mundial, hoy sale por la puerta de atrás tanto del partido conservador como del gobierno británico.
El nombramiento del polémico Chris Pracher, el partygate, el mal manejo del covid y una sociedad que está recibiendo las consecuencias negativas del Brexit que Johnson tanto mercadeó como la panacea, sellaron su estrepitosa caída, pero estas situaciones son otras formas de plantear sus bajos resultados político-sociales con la sociedad británica en los últimos años, malos resultados que lo llevaron a ser dejado de lado por sus más cercanos colaboradores y admitir la derrota. dándole al pueblo y al resto del gobierno lo que quiere, su dimisión para darle paso a otro líder que cumpla con las demandas de la sociedad.
Un ejemplo reciente también podríamos citar a Sri Lanka, este país asiático que ha ganado notoriedad por una crisis sin precedentes que llevó al gobierno a un estado de bancarrota, sin alimentos ni combustibles y el resultado fue el mismo, el presidente presentó su dimisión y el pueblo tomó las calles (y la casa del presidente también) algo similar pero en un contexto diferente a lo ocurrido a Evo Morales hace unos años en aquella crisis electoral de Bolivia que resultó con su salida del país y el pueblo tomando las calles y su casa.
Lo mismo paso con Naftalí Bennet, el derechista israelí que formó una coalición que logró lo imposible, derrotar al histórico primer ministro Benjamin Netanyahu, solo un año después de esta sorpresiva hazaña, se vio en la penosa obligación de dimitir también, no pudiendo cumplir las promesas de campaña y fracasando en mantener la coalición de derecha e izquierda en la Knéset (parlamento unicameral israelí) siguiendo un destino similar al de Boris Johnson, donde renunciaban sus más cercanos colaboradores, no le quedó otra opción que disolver el parlamento para convocar nuevas elecciones y elegir un nuevo primer ministro, mientras tanto, el izquierdista y ex periodista Yair Lapid ocupa su lugar.
Dentro del nuevo escenario de lucha política, hay que poner atención a los actores sociales que toman las calles haciendo reclamos justos por la incompetencia de sus gobernantes (como pasa en Argentina con Alberto Fernández o Díaz Canel en Cuba) lo mismo podría pasar en la República Dominicana con el gobierno siendo cada vez más enfático en que no puede seguir subsidiando los combustibles, el retiro gradual de los subsidios de la energía eléctrica y el aumento de la canasta básica.
Ya vimos un ejemplo de esto con las protestas celebradas el 24 y 25 de abril por organizaciones de izquierdas, feministas, ecologistas y del comercio de 14 provincias del Cibao, reclamando al gobierno que cumpla con las promesas de campaña y por el alto costo de la vida en el país, esto sólo es un ensayo de lo que pasaría si el gobierno deja los subsidios, las ayudas y no escucha reclamos sociales.