
La juventud: grupo significativo de la población de electores
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Mucho se destacó que para los pasados comicios del 2020 la población con edades de 18 a 35 años representaba la mayor cantidad de personas hábiles para el voto, y que podían decidir los resultados.
Cuando los jóvenes participan de manera espontánea en la política y en las campañas electorales se vislumbra un renacer democrático. Ese es el ideal, no obstante, la realidad es que en la actualidad se mantiene cierta resistencia hacia todo lo que tiene que ver con el tema político y sus actores, y la juventud no está exenta, sobre todo, si se dejan de lado aquellos noveles que tienen aspiraciones profesionales o personales de hacer carrera como políticos.
La manera más efectiva de lograr captar la atención de los electores varía mucho de acuerdo a la edad de los mismos, y resulta que la juventud es uno de los sectores que más cuesta atender, por tratarse de una etapa en la que el individuo está aún en formación y descubrimiento.
Es muy importante ocuparse de contar con la presencia y el protagonismo de las juventudes en cualquier campaña electoral. Un candidato rodeado de jóvenes, y que ellos mismos con entusiasmo y elocuente discurso sean de sus principales portavoces, conquista aplausos y vítores considerables.
Por tanto, hacer causa común con las necesidades de la juventud suele ser prioridad para los candidatos que, atendiendo a los diferentes rangos de edad, asumen particularidades discursivas que aquella tomará en cuenta al momento de decidir por quién votar.
Una vez se consigue llamar su atención, se afianza su capacidad para participar en los diferentes procesos electorales y eventos de la campaña. Eso sí… ¡Cuidado con propuestas de campaña irreales e inverosímiles! Estas deben ser construidas partiendo de un estudio del cual se extraiga un diagnóstico certero de sus inquietudes, ideas y planteamientos. El Modelo Newman no pierde vigencia, por ejemplo.
Los movimientos o grupos juveniles exigen gran conocimiento y preparación profesional en cuanto a comunicación política. Los mensajes dirigidos a ellos son tan específicos que a veces coinciden muy poco con los destinados a otros segmentos poblacionales.
En ese orden, las pautas de comportamiento y de relación establecidas por las nuevas tecnologías y los hábitos que rigen la cotidianidad de los jóvenes obligan a estudiarles y atenderles.
Jamás se debe obviar que hacerles llegar el mensaje correcto implica escoger las palabras comunes entre los jóvenes, las que quieren escuchar, y el medio adecuado.
Es mandatorio mostrar un gran dinamismo en la campaña, con propuestas y acciones difundidas a través de los canales comunicacionales que este sector identifica como propios. En ese orden, las redes sociales son una herramienta que mucho aporta al mercadeo político, por ser más eficaz para la interacción de forma clara y entendible.
Por otro lado, los jóvenes son en sí un medio de difusión significativo en la campaña, como activos que se movilizan con constancia, llegan a quienes les rodean e inspiran a otros más distantes.
Los personas que harán uso de su derecho al voto por primera vez son vitales, y atraerles conlleva esfuerzos para lograr ser la opción que mejor represente sus necesidades y anhelos.
Uno de los pilares que los jóvenes consideran notable en un candidato político es el aspecto físico y social. Características como contextura, estatura, nivel de formación, posición económica, trascendencia profesional o familiar, así como la edad acercan a muchos al candidato.
Por supuesto, si es joven o se percibe como tal generará mayor empatía con las juventudes. Sin embargo, si se trata de una persona mayor no es aconsejable querer portar un perfil joven para intentar crear simpatías, sino que le resultará mejor reflejar que conoce las problemáticas que enfrenta este conglomerado, que sabe cómo solucionarlas y que está abierto al diálogo.
Para finalizar, es oportuno reflexionar en que la juventud, como grupo significativo de la población de electores, incluye a aquellos individuos con ansias de influir socialmente, de ser insertados en los espacios de participación y de innovación en la democracia. Quien los capte, lleva las de ganar.