
La incesante embestida al Gobierno de los aspirantes del PLD
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La guerra fría que inició con la campaña de los aspirantes que buscan, unos con más determinación que otros, la candidatura presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no tiene nada que ver con el voraz enfrentamiento discursivo de atacarse uno con otros, como históricamente ha sucedido en estos procesos electorales internos. La estrategia que determinó el relato narrativo de los precandidatos, al parecer, se aprobó el 6 de febrero de este año cuando el Comité Central validó el acuerdo refrendado por «el grupo de los seis» establece que entre todos y sobre todo debe prevalecer la armonía, el respeto y la buena camaradería.
De esta manera todos confluyeron en un punto en el que coincidieron en identificar un enemigo común: el Gobierno. Todos contra uno, y a ellos se sumaría todo el aparato político del PLD para ejecutar un plan de oposición que mantendría vigente un implacable discurso de críticas a las ejecutorias oficiales del Presidente Luis Abinader, administración en la que se puso en marcha una vigorosa política judicial que en noviembre del 2020 llevó a la cárcel –junto a otro grupo de implicados– a Alexis y Carmen Magalys, hermanos del expresidente Danilo Medina, involucrados por el Ministerio Público en la «Operación Antipulpo»
La carrera por la candidatura en el PLD trajo consigo la participación de actores de primer orden que, desde que salió al ruedo el primero de todos, Abel Martínez, no le ha dado respiro a Luis Abinader. No pasa un día sin que el incansable alcalde de Santiago, sin duda la cabeza política más visible no solo de su demarcación natural sino de todo el Cibao, la emprenda contra la actual administración perremeísta. Entre todos los mítines acumulados a la fecha en la agenda ejecutada, sus actos de juramentaciones, recorridos, visitas, reuniones o apariciones en los medios, Martínez no toca a sus contrincantes en la contienda ni con el pétalo de una flor.

Da igual rememorar sus primeras palabras cuando oficializó sus aspiraciones, que rebuscar en sus discursos en cualquier otra fecha hasta la actualidad, el precandidato peledeísta ha sido inflexible en sus críticas contra Abinader.
Un botón de muestra: «Durante la pasada campaña ellos tenían la solución para todos los problemas, ya con la pandemia en curso. Nos hablaron de un plan maravilloso para combatir la delincuencia, trajeron a personalidades internacionales para estructurar dicho plan, y lo que hemos visto es un aumento desproporcionado de la misma. La delincuencia común le ha ganado la batalla a este Gobierno en detrimento de nuestra seguridad y de la libertad al libre tránsito porque la gente tiene miedo a salir a las calles», palabras de Abel del 19 de julio en una reunión de trabajo en la circunscripción #3 del Distrito Nacional.
La estrategia del buró político peledeísta ha derivado en una férrea oposición que se manifiesta de manera sincronizada en todos los escenarios donde aparece públicamente cualquiera del «grupo de los seis», u otros dirigentes que se resisten a dar tregua a la actual administración. Si bien es cierto que Abel Martínez es uno de los más agresivos en sus ataques –también el que más activo se percibe entre los demás– a su derecha se ubicó la exvicepresidenta Margarita Cedeño, con un discurso tradicionalmente moderado, pero es palpable que tira a la yugular en momentos estratégicos.
Para Margarita supone un mayor riesgo criticar las ejecutorias del Gobierno, terreno movedizo en el que debe pisar con precaución, debido a su prolongado protagonismo en 16 años consecutivos de gobiernos peledeístas, ocho como Primera Dama y otros ocho como la número dos en el Palacio Nacional.
Pero consciente que debe asumir riesgos, ocasionalmente ataca con reservas, haciendo suyos como parte de su relato resultados de informes internacionales –que siempre han sido parte de su agenda discursiva– en los que el país tiene calificaciones negativas en comparación con países menos desollarados, como es el caso del reporte de la FAO difundido a principios de julio, que colocó a República Dominicana en el segundo lugar con mayor nivel de desnutrición y miseria.
«Si bien es cierto que la pandemia y la guerra de Rusia y Ucrania han influido en causar inflación a nivel mundial, pero lo que no existe internamente es la creación de políticas públicas que tiendan a paliar esa situación que contribuyan a proteger a la población, otros países han crecido, nosotros no, los más necesitados han tenido que enfrentar las alzas de los alimentos, de los combustibles, en fin el alto costo de la vida», concluyó la exvicepresidenta calificando todo esto como «una vergüenza» que el país aparezca en el referido informe.
Francisco Domínguez Brito, también otro aspirante activo entre «el grupo de los seis», se para a la derecha de Margarita con un discurso menos benevolente, quien en una de sus apariciones más recientes aseguró que «el gobierno está como barco a la deriva, con un capitán desorientado». Sostiene la tesis de que «el gobierno lamentablemente ha perdido interés en los problemas reales, no se le nota el ánimo o la energía para resolver problemas, se sienten abatidos, como si sufrieran de una depresión que no los deja levantarse».
El mortífero cuarteto de la oposición que tiene como enemigo político número uno del gabinete de Luis Abinader lo completa la ex diputada Karen Ricardo, con un tren de trabajo menos intenso que Abel, Margarita y Francisco, pero mucho más enérgico en comparación con la campaña que llevan a cabo Luis de León y Maritza Hernández.
En una entrevista concedida a Joel Suero publicada el pasado 27 de julio en «Hoy TV», Ricardo calificó como «desorden administrativo» esta gestión, porque «desafortunadamente no ha mostrado este Gobierno del PRM que se preparó para dirigir los destinos de la nación. No se prepararon. Independientemente de que tenemos una crisis mundial, de que ciertamente hay una pandemia y luego una guerra, el mundo entero está en una crisis, pero nuestro país está en una crisis mayor, y es un desorden administrativo».
Todos los aspirantes del PLD enarbolan la bandera del optimismo con lo que puede ser su regreso al Palacio Nacional en el 2024. El manual que rige sus campañas mantiene una coherencia discursiva que, al parecer, no variará hasta el 16 de octubre cuando se celebrará la consulta de la que saldrá su candidatura presidencial. Todo lo contrario, faltando entonces menos tiempo para las próximas elecciones, Luis Abinader y su Gobierno deberán poner en marcha un plan estratégico que contrarreste con efectividad estos incesantes ataques del peledeísmo.