
Juliana O’Neal: «Como país nos falta mucho para tener una presidenta»
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El país se llevó grandes sorpresas en las elecciones de 2020. Caras nuevas, muchos outsiders de la política que lograron articular un discurso que marcó al electorado que le dio el voto y posteriormente el triunfo. Uno de esos rostros fue el de Juliana O’Neal, una joven artista conocida en la industria del entretenimiento como «la reina del mambo».
Ella decidió colgar en ese momento el traje de merenguera y se puso el de la política, con chaqueta en manos recorrió las calles de la circunscripción uno del municipio Santo Domingo Este. Su discurso no era uno articulado en una oficina de marketing político, más bien era el testimonio de más de tres años de pelegrinar batallando con una enfermedad catastrófica: cáncer de mama, cuyo enunciado de muerte pocos logran superar.
Juliana lo superó y a pocos meses de esa amarga experiencia que la llevó a conocer por dentro el deteriorado sistema de salud que tenemos los ciudadanos, en el nivel público y privado, decidió pelegrinar otra vez, pero en esta oportunidad, para levantar la voz a favor de los que no la tienen, aunque sí voto. Con tan solo dos meses de campaña la joven mujer logró llevarse el triunfo en el segundo municipio, Santo Domingo Este, con mayor número de votantes, 715,174 electores, el primero es Distrito Nacional con 858,890 electores.
La carismática artista guarda un sabor dulce de esta experiencia que vive en la curul de la Cámara de Diputados representando al partido de la Fuerza del Pueblo, donde encontró el apoyo que asegura necesitaba como mujer, para canalizar sus inquietudes y llevarlas al siguiente nivel, no descarta seguir involucrada en la labor partidaria, a diferencia de otros colegas del arte que decidieron dejarle la profesión a los «políticos» como Sergio Vargas.
Hoy responde para País Político algunas preguntas de esta experiencia que califica como «edificante» y «aleccionadora». Está clara en que luego que picas el anzuelo es difícil soltarlo, por eso nos confirma que «la política al igual que la música no se deja nunca. Siempre he aportado a mi país desde otras vertientes y lo seguiré haciendo».

¿Cómo valoras la experiencia de la política?
Ha sido muy edificante, aleccionadora y cada día hay un nuevo aprendizaje o experiencia que me deja el trabajo. Es un ejercicio muy bonito: servir, poder lograr soluciones para la colectividad. Lamentablemente hay muy mala percepción sobre la misma y como jóvenes es nuestro deber llevar nuestros valores y principios.
¿Qué ha sido lo más difícil para ti de ser diputada?
Ver que hay tantas situaciones y que no puedo resolverlo todo. Se dicen muchas cosas en las calles sobre los diputados, pero en realidad es un trabajo que no se limita a estar solo en el Congreso cumpliendo un horario de 9:00 am a 4:00 pm… Es un trabajo que no tiene horario.
¿Crees que por ser mujer las cosas fueron más complicadas para tu ganar la curul?
No. Incluso en la boleta había otras candidatas, y los ciudadanos tuvieron la oportunidad de expresar su simpatía a través del voto.
¿Se puede hacer política en un país donde aún predomina el machismo?
¡Se puede! La mujer tiene una manera distinta de ver y abordar los temas, las situaciones que se presentan y por ende, le damos otro matiz. Aunque no podemos negar que tenemos que trabajar el doble y romper con las creencias vagas de que por ser femenina no lograremos la meta.
¿Venir del arte te dio cierta ventaja cuando asumiste identificar y hacer vida en un partido?
Creo que ser una persona trabajadora y formada en valores, que incursionó en una carrera artística que permitió que todos conocieran mi vida y mi forma de ser fue lo que permitió a mis electores darme ese voto de confianza. Sin embargo, ellos también tienen que ver en ti un vehículo para solucionar sus problemas y los del país.
¿Cómo surge la intención y del deseo de involucrarte en este trabajo?
Todo nace a raíz de mi última situación de salud. Se agotó la cobertura del seguro médico y económicamente el proceso era insostenible, pues mis tratamientos eran muy frecuentes y costosos. Me tocó ser usuaria del sistema de salud en el ámbito público, tuve que tocar puertas y hasta solicitar mi ingreso en programas de medicamentos que eran subvencionados por el Gobierno. Me preguntaba a mí misma: ‘Si estoy pasando por esto, siendo una figura popular y teniendo donde tocar puertas; ¿Qué será del ciudadano que por una razón u otra no puede abrir esas puertas, lo que muchos llaman un ciudadano de a pie? Eso hizo nacer en mi el deseo de involucrarme y accionar desde donde se hacen los cambios: la política.
¿Quién te convenció para que aceptaras la candidatura?
No fue difícil quedarme al lado del Dr. Leonel Fernández ya que siempre le he admirado. A través de Frank Furcal y la Ruth Guzmán iniciaron las conversaciones que finalmente me llevaron a dar este paso.
¿Te sientes satisfecha del trabajo que has realizado hasta el momento en la cámara?
Entiendo que voy por buen camino… Todavía faltan muchas cosas por lograr para mi municipio, y para mi país en sentido general.
¿Repetirías la experiencia o no te interesa seguir accionando en la política?
La política al igual que la música no se deja nunca. Siempre he aportado a mi país desde otras vertientes y lo seguiré haciendo a través de este nuevo rol.
¿Cuáles crees que han sido las mayores limitantes de la mujer en la política que se practica en República Dominicana?
La creencia de que no podremos desempeñar un buen trabajo por el hecho de ser mujeres. A las mujeres nos cuesta más que a un hombre lograr puestos gerenciales o de toma de decisión y aún estando ya en esos puestos, nos toca tener que demostrar día tras día con nuestro trabajo que somos merecedoras de estar ahí pues se nos observa y exige más.
¿Crees que llegará el día de que una mujer nos represente como presidenta?
Sí. Pero como país, nos falta mucho: hay muchas mujeres preparadas y formadas, pero la sociedad necesita un mayor nivel de conciencia y apertura para acoger estas propuestas.

¿Como ves la evolución de la política partidaria en el país?
Los partidos son los garantes de la democracia. Los tiempos han cambiado y por ende las sociedades también… quieren involucrarse y expresarse, pero sobre todo ser escuchados, ser parte de lo que tiene que ver con el día a día y el futuro de su país. Soy ejemplo de eso, como militante en este partido, la Fuerza del Pueblo (FP), donde se me escuchó y me dieron un espacio para expresar mis inquietudes y accionar en cuanto a ellas.
¿Qué te gustaría lograr cómo diputada?
Tengo muchos temas que quisiera impulsar, pero el principal ha sido legislar para que haya más políticas públicas en favor de la salud, que los tratamientos para las enfermedades catastróficas dejen de ser un lujo que solo el que tiene dinero puede pagar. ¿Cuanto vale la vida de un dominicano? ¿Por qué no más recursos al sector salud? ¿Por qué no más hospitales, programas de asistencia de medicamentos o por qué no contamos con un sistema sanitario digno?
¿Cómo joven cuáles son las preocupaciones que te vienen a la mente cuando hablamos de República Dominicana?
La educación de nuestros jóvenes, que son el futuro, las pocas oportunidades que hay para esos mismos jóvenes que salen de la escuela o la universidad y no encuentran una oportunidad de llevar al pan a su hogar o costear sus estudios. Como dije, la salud del pueblo, la inseguridad ciudadana y sobre todo, la ola de violencia a la que nos enfrentamos diariamente en especial, la violencia contra la mujer.
¿Has tenido que sacrificar tu carrera artística por el trabajo que ahora desempeñas como diputada?
Sacrificarla no, pues me encuentro en proceso de grabar temas nuevos para el relanzamiento. Lo que sí decidí fue poner mi regreso en pausa durante un tiempo ya que he tomado este paso con mucha conciencia de la responsabilidad que implica y necesitaba enfocarme totalmente en el Congreso y en aprender el ejercicio legislativo para poder dar lo mejor y corresponder esa confianza que en mí se depositó.
¿Que te gusta más ser política o artista?
Es algo difícil de responder pues si bien es cierto que la música es mi pasión, la política cada día me da la oportunidad de servir, de aprender, de conocer más de mi circunscripción (y mi país) y sus necesidades y principalmente, acercarme a la gente.