
¡Increíble pero cierto! República Dominicana tuvo un presidente que no sabía ni leer ni escribir
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La tradición política muestra que los mandatarios de la nación dominicana en sentido general han sido hombres con amplios conocimientos académicos, o por lo menos que han ido a escuelas, han tenido alguna profesión y dominan la lectura y escritura de forma adecuada.
Para cualquier ciudadano es muy difícil de creer que en la historia del país tuvimos un presidente totalmente analfabeto, que no sabía leer ni escribir y que firmaba los decretos presidenciales colocando tres letras x en el lugar donde debía estar su rúbrica. Pero, aunque parezca increíble, es cierto: tuvimos un presidente que nunca fue a la escuela y que nunca aprendió ni a leer ni escribir.
Gaspar Polanco, gran jefe militar analfabeto
Ese presidente analfabeto fue el general Gaspar Polanco. Ocupó la presidencia de la República Dominicana por un corto período de tan solo tres meses, desde el 15 de octubre de 1864 al 24 de enero de 1865.
Gaspar Polanco nunca fue a la escuela y nunca aprendió a leer ni a escribir. Desde muy joven se destacó por su intrepidez, su bravura, su conocimiento profundo de los terrenos, su carácter firme, decidido, impetuoso y de gran valor. Fue un destacado líder del movimiento restaurador de la República en 1863, hasta el punto que el profesor Juan Bosch y otros historiadores lo catalogan como «la figura más destacada de la Restauración».
Por esas ironías de la historia, cuando el general Pedro Santana traiciona la patria dominicana y produce la anexión a España en marzo del año de 1861, Gaspar Polanco era un militar destacado del Ejército y apoyó la anexión. Incluso fue parte de las tropas españolas que desarrollaron una persecución en contra de los primeros movimientos rebeldes que protestaron contra esa acción antipatriótica de Santana y de los que nunca creyeron en la verdadera independencia de nuestra nación.
Pero a los pocos días de producirse el Grito de Capotillo, el 16 de agosto de 1863, Gaspar Polanco se sumó al movimiento restaurador. Debido a su fiereza en el combate, su inteligencia natural y su capacidad para combatir las tropas españolas, en poco tiempo se convirtió en la principal figura militar de las tropas dominicanas.
Alcanzó una dimensión de leyenda cuando el 6 de septiembre de 1863 dirigió el cerco, toma e incendió de la ciudad de Santiago, provocándole una gran derrota al Ejército invasor español. De ahí en adelante su imagen se elevó grandemente y se convirtió en una de las principales figuras militares del proceso restaurador.
Dos graves errores de Gaspar Polanco
Todos los historiadores definen al general Gaspar Polanco como un hombre de un temperamento «irascible, impetuoso y muy terco». Esa forma de actuar, y su escasa preparación académica, lo llevaron a cometer dos graves errores en su carrera política y militar, lo cual afectó de manera sensible su imagen ante la historia.

El primero de esos errores fue propiciar un golpe de Estado en contra de Pepillo Salcedo, el primer presidente del Gobierno restaurador, el 10 de octubre de 1864. Ese golpe de Estado buscaba evitar que el movimiento restaurador pudiera ser aprovechado para traer de nuevo al poder a Buenaventura Báez. Al ser derrocado el presidente Salcedo, en condición de prisionero fue llevado por Gregorio Luperón a la frontera con Haití para que ese país le diera asilo político, pero los gobernantes de esa nación no lo aceptaron como prisionero, por lo que Luperon debió retornar con Pepillo Salcedo y lo entregó de nuevo al gobierno de Gaspar Polanco, pidiendole que le respetaran la vida. Pero Polanco no le hizo caso a Luperón.
El segundo grave error de Gaspar Polanco fue ordenar el fusilamiento de Pepillo Salcedo después de recibirlo de manos de Gregorio Luperón, al dejarse llevar de inquinas y chismes de sus colaboradores, quienes decían que Salcedo estaba negociando con Buenaventura Báez su retorno al país y a la presidencia de la República.
Otros presidentes con limitaciones académicas
Algunos investigadores y estudiosos de la historia dominicana, como es el caso de Rafael Chaljub Mejía, afirman que han habido por lo menos dos casos más de presidentes que eran iletrados. En un artículo publicado el 10 de diciembre del 2021 en el diario El Día, en el cual habla de los presidentes analfabetos, Chaljub Mejía afirma lo siguiente: «Además del general Polanco, hay que contar a Pedro Guillermo y también a Wenceslao Figuereo. El primero, un jíbaro violento y sanguinario del Este, y el segundo, azuano, que según el historiador don Rufino Martínez, «no conocía el abc y aprendió a contar ayudado por un soldado usando cascajitos del río».
El investigador Chaljub tiene razón cuando afirma que tanto Guillermo como Figuereo tenían serias limitaciones de formación educativa, pero no eran analfabetos completos, como es el caso de Gaspar Polanco. Ambos presidentes tuvieron algún nivel de conocimiento o fueron mínimamente instruidos. Eso mismo acontecía con Pedro Santana, quien tenía seria limitaciones para escribir, al punto que hay documentos redacatados por él que dan lástima y vergüenza por los tantos errores que contienen. Pero el general Santana tampoco era un analfabeto. De acuerdo a nuestras investigaciones históricas, el único presidente dominicano que encaja de manera plena en la categoría de no saber leer ni escribir, es el general Gaspar Polanco.