
El diccionario de la propaganda prorrusa
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La invasión rusa de Ucrania en febrero del año 2022 resaltó el alcance de la propaganda de la Rusia putinista, que entre otras posverdades actualizó los términos imperialismo, Occidente, geopolítica, OTAN y Estados Unidos.
Imperialismo. Esta propaganda pasa por alto el irredentismo ruso y sus políticas intervencionistas y ataca el imperialismo estadounidense. No es imperialismo el de Rusia injiriéndose en Ucrania, sino el de Estados Unidos apoyando a Ucrania.
Occidente. La definición de Occidente abarca a Estados Unidos con aliados, u ocasionalmente solo. El término se problematizó desde el inicio de la guerra debido al número de países y de organismos del ámbito supranacional que apoyan a Ucrania, sancionan a Rusia o rechazan la guerra.
En la narrativa prorrusa, Occidente es enemigo de Rusia y de China, países a los que quiere destruir valiéndose de instrumentos reales o ficticios como la OTAN o el juego sucio.
Geopolítica. Según la óptica prorrusa, Ucrania no puede tener soberanía; pertenece a Rusia por razones históricas y geopolíticas.
El problema con este sesgo es que si aceptas que Rusia socave la soberanía ucraniana estás apoyando la injerencia de cualquier Estado en otros.
Lejos de reivindicar a Rusia por la política exterior imperialista de Estados Unidos, esta manera de pensar justifica cualquier invasión e invoca un bucle de agresiones. Ese punto de vista excusa, por ejemplo, la invasión de Estados Unidos a República Dominicana en el año 1965 y las agresiones de Israel contra los palestinos.
OTAN. El mito de la conspiración cuenta que la OTAN es un sistema de ataque y no de defensa y que desde su fundación está esperando la oportunidad de cargar contra la URSS y contra su sucesora, Rusia.
La OTAN siguió siendo demonizada, aunque desde el año 1992 se demostró que no fue creada para atacar a Rusia. El imaginario de los extremistas alimenta una versión contraria que podría materializarse en la medida en que Rusia ataque a cualquier Estado miembro de la OTAN.
La OTAN no ha atacado a Rusia –dicen– por temor a la capacidad nuclear y al poderío militar de los rusos y sus aliados reales o supuestos.
Estados Unidos. Identificado a veces con Occidente, Estados Unidos aparece en solitario con frecuencia en el discurso de los prorrusos extremistas. Lo asocian con los males del planeta y con las guerras e invasiones desde mediados del siglo XIX.
Valiéndose de la libertad de expresión y de las tecnologías que los estadounidenses han ayudado a propagar, culpan a Estados Unidos de la disolución de la URSS y de los problemas de Rusia. Rusia puede desinformar, violar sistemáticamente los derechos de personas dentro y fuera de sus fronteras o hacer trampas en los deportes o en la política, pues –dicen estos extremistas– Occidente se lo merece o Estados Unidos es peor.
En una subversión de la lógica, producto de la desinformación, Estados Unidos es el paradigma de la inmoralidad y Rusia es la esperanza de la resistencia contra el imperialismo estadounidense.
Rusia (como lo fue la URSS) es superior a Estados Unidos en cualquier aspecto, no solo en el moral. Eso explica que Rusia sea el primer país en alunizar, mientras que la imagen de Neil Armstrong en la superficie lunar es un montaje. Lo dice la propaganda prorrusa, experta en estos temas.