
¿Compromiso?
Comparte Este Artículo
La palabra compromiso es tan inmensa en su significado como en su acción. En nuestra sociedad nuestros líderes políticos se comprometen con acciones importantes de cara a la ciudadanía, pero pocas veces atendidas. Una vez llegados al poder esos compromisos son olvidados salvo escasas excepciones. Son meras herramientas de proselitismo, mera demagogia barata. Todos, sin excepción, encadenan un glosario de compromisos poco resueltos.
Vivimos en un país donde el concepto de «compromiso» es tirado por la borda. Desde la clase política, esa clase que la población tiene la desdicha y el derecho de elegir sin memoria cada cuatro años y ellos en aupar compromisos inexistentes a la hora de resolver los asuntos más perentorios de este país. La falta de compromiso no solo se queda en la clase política dominante, también lo sufrimos en las empresas de servicios, en la falta de atención a ese cliente que inició en su momento una relación comercial y ahora es desatendido en sus requerimientos.
¿Dónde está el compromiso real de nuestras autoridades del orden en preservar y proteger a una ciudadanía que no cree en ellos y se siente cada vez más desprotegida? El compromiso a esa protección es nulo, pero tener el gatillo alegre es tan real como el sol que nos calienta. ¿Dónde está el compromiso de las autoridades con las mujeres que denuncia violencia tanto para ella como para sus hijos?
¿Dónde está el compromiso de estos uniformados en contra del narcotráfico? Ahora en este aspecto hay más compromiso y decomisos, pero dentro de las mismas autoridades hay algunos involucrados en estas acciones delictivas. Es el juego de nunca acabar. Es solo un eslogan de campaña «lucha contra el narcotráfico» donde muchos se benefician.
En ese sentido, ¿dónde está el compromiso de los partidos de oposición en el país con la ciudadanía? Nadie habla de compromiso real porque como oposición lo que vemos en nuestro patio son bandas de hombres unidos donde solo «pactan» entre ellos. Ninguno asume responsabilidades de la cantidad de delitos de corrupción ejecutados en el pasado ni presente. Hablan y actúan como si nada pasara, como si la ciudadanía tuviera amnesia, a pesar de que muchos en este país votan con el estómago, ejercen votos emocionales no políticos.
¿Dónde está el compromiso de un Poder Judicial que se autoproclama «independiente»? Sí, todo debe ser dicho. Hoy, el Ministerio Público avanza dos pasos hacia delante y es ahí donde necesita el apoyo de todos. En realidad, hay incredulidad en una ciudadanía acostumbrada a la compra y venta de la justicia porque en el devenir de la historia hemos carecido de la misma, y lo que realmente conocemos es una pantomima judicial donde mandan los políticos no los jueces.
Aclaro, no digo que esto no continue sucediendo, pero por primera vez en la historia democrática, no hay temor por parte de la Procuraduría de «llamar a capítulo» a quien sea, no importa el apellido sonoro que posea el personaje en cuestión. Eso ya de por sí, es un pequeño avance. El compromiso que debemos tener todos, es no retroceder esos pasitos y exigir que se persiga al pasado y al presente.
¿Dónde está también el compromiso de esa clase eclesiástica con los feligreses que le siguen y con el país? No solo con el encubrimiento de casos espantosos por parte de ellos. Como sociedad, queremos ver ese compromiso de la iglesia con los derechos de la mujer y las minorías. Tampoco hay compromiso de estos con una sociedad que avanza en derechos e igualdad cuando ellos continúan desde sus púlpitos exaltando la intolerancia con pensamientos del medioevo en pleno siglo XXI. Obvio, admito que exprese una quimera, pero es necesario exaltar la voz.
Por ende, así continuaría preguntándome por las faltas de compromisos en esta sociedad, pero necesitaría más espacio para desglosar el rosario de lo que adolecemos en materia de compromiso desde el Estado con la ciudadanía y viceversa.